Ángeles


ÁNGELES

Allí estaba durmiendo de lo más placentero, siempre odié que me despertaran, pude sentir unas pequeñas gotas, en el techo, para mi criterio, hacía un clima fantástico, así es, estaba lloviendo, amo este clima, simplemente el olor a humedad, el cielo tan opaco, el sentimiento que trasmitía. Pero unos molestosos truenos estaban arruinado mi sueño, resople, enojada y medio sonámbula, decidí ir a ver qué ocurría, camino hasta mi ventana, froto mis ojos y veo las siluetas de dos chicos golpeándose hasta matarse.
A con que es eso, dos chicos súper sexis, con alas, casi semidesnudos, arruinan mi fantástico sueño. Pero que les pasa, por favor no molesten, otras quieren seguir durmiendo.
Bostezo y me meto bajo las sábanas, cierro los ojos, dentro de un segundo abro los ojos, esperen, ¿creo que he visto a dos candentes bombones prácticamente sacándose los ojos? No, las carcajadas salen de mi boca, si claro. Pero sí…
Salgo disparada hacia la ventana ¡Oh por dios! ¡No estaba loca o como dirían mis amigas necesitada¡ Los dos se están golpeando hasta matarse los truenos aumentan, la lluvia se volvía loca, el viento sopla más, es como, si el clima pudiera sentir la fuerza que trasmiten. En eso una voz autoritaria se escucha en los cielos, levanto mi cabeza y veo que otro chico arrodillado aparece en el suelo, levanta la cabeza y con la voz autoritaria.
—Eliot, Daniel, ya basta —grita .
Los dos no paran, él se enoja. Forma un puño y golpea el suelo, justo en eso empieza a temblar la tierra, parecía un terremoto, poseía una fuerza sobrehumana, ellos se detienen, pude verlos mejor, todos ellos tenían alguna similitud, por su piel blanca y su tamaño, puede decir que eran hermanos, uno poseía el cabello negro, el otro rojizo y por último él tenía el cabello rubio. 
El de cabello rubio suspira y empieza a desprender a sus hermanos.
—No veis que están haciendo un escándalo, nuestros padres no toleran esa actitud –ellos lo miran enojados.
 —¡No molestes Lucas! —grita uno.
Pareciera que el único que mantenía la calma era el pelirrojo.
—Si Lucas, solo estábamos entrenando –exclama el pelirrojo.
—¡Así se entrena Eliot! —dice, fuera de sí.
Lucas respira mueve la cabeza, observa a su hermanos.
—Está bien, pero tienen público —miran en dirección de mi ventana, veo sus miradas dominantes, directo a mis ojos, no sabía qué hacer, es como si me quisieran devorar viva, solo se me ocurre decir: 
—¡Ya voy mamá! 
Salgo lo más rápido de allí y me arrojo sobre mi cama, me cubro todo el cuerpo.  
Estoy totalmente  agitada, nerviosa, escucho pasos y risas, sé que son de ellos ¡pero qué tonta soy, me olvide cerrar la ventana!
La voz de Lucas se escucha muy bien y luego de Daniel.
—¿Ahora qué hacemos?, ella vio todo.
—¡Ya se, acabemos con ella!
—¿Enserio?  
—¡Pero qué le pasa a ese tipo! lo voy a golpear ¡Juro que lo voy a golpear!, pero en eso  habla Eliot.
—¡Si serás! recuerda que no se puede hacer eso.
—Al menos, uno que no quiere ver mi cadáver.
—Oh mejor, que sea nuestra esclava.
—Claro, porque no, es una buena idea.
—Fantástico —y ríen.
—¡NI SE ATREVAN A TOCARME, PORQUE LES JURO QUE LA PAGAREIS” —grito fuera de mí.
—Empiezan a reírse, ¿quiénes diablos son?
Justo cuando iban a abrir, así de la nada, aparece una chica muy linda.
—Jóvenes amos, sus abuelos quieren verlos —y así como ella vino, se fue, ni más ni menos.
Al mismo tiempo, ellos empiezan a alterarse.
—Ahora que hacemos —dicen al unisonó.
—Van a matarnos —dicen todos.
—Tranquilos, hermanos, tranquilos, ellos no van a venir hasta acá.
—Eso es verdad Eliot ¡son tan viejos! ¡Ni saben caminar! —se mofa Daniel.
—Con que viejos Daniel ¿No?
—¿Cómo llegaron aquí, pero qué? Dios, en que me he metido.
Desde esa noche, mi vida se vino boca abajo. Como puede llegar aquí. Y toda culpa de los hermanos Sangster. Cuando sus abuelos aparecieron en mi habitación y vieron a una humana y a sus nietos semidesnudos y empapados se volvieron locos, casi me matan, solo porque estaba con mi polo con tiras negras y un short morado claro, por su  culpa sus abuelos me mandaron a vivir con ellos, corrección, ¡obligaron¡ ni siquiera pude decidir. 
Obviamente me negué, puse montón de excusas, ninguna funcionó, pero dijeron, que así son las reglas con los humanos. Le dijeron a mi familia que yo había ganado una beca  para ir a la universidad, en el extranjero, todo pagado, ellos estaban felices, no puede decirles la verdad. Y ahora miradme, estoy en una limosina entrando en una lujosa mansión.
Pero hay algo que no encaja, porque sus abuelos actúan de esa manera, tan malo es que una humana pueda verlos. 
Bajo de la limosina, entró a la mansión y voy a la sala principal, veo a unos señores.  
En eso una mujer, muy hermosa y fina es muy  parecida a Eliot.
—Adelante hija —me dice, dulcemente.
Empiezo a caminar hacia ellos, parecían unas personas muy gentiles.
—Mi nombre es Elena y él es mi esposo  Mateo y tú ¿debes  ser  Fernanda?
—Sí y ¿ustedes quiénes son? —que curiosidad me da.
—Somos los padres de Eliot, Daniel y Lucas.
De esos tres, ellos asienten y empiezan a reírse, ellos  empiezan a contarme  porque los  abuelos son así exigentes con reglas que un humano debe respetar. El humano que yo no debía saber.
Seré su niñera para que otras familias no me hagan daño, por las absurdas reglas que poseen, de ahora en adelante, mi vida ya no es mía, sino de los Sangerts. Solo me queda   ver que pasara en mi futuro.

Seudónimo: Gaara