Viento domado

VIENTO DOMADO

Cuando  reíamos las tardes eran  azules.
El mar cabía en nuestras manos,
una tarde como ésta.

Hoy, solo  tecnológica ausencia
nos respira en las manos;
y  el camino que va a casa
musita uno a uno los años.

En una noche  como ésta,
se  dejaba ver el cielo
en el recuadro que abría  la ventana;
los árboles desnudaban el otoño,
en el ruidoso lamento de la noche;
y una a una las estrellas, caían
sobre el empedrado  camino.

¡Vuelve!
Grita en tus manos
el oleaje de bravíos acentos,
esparce tu voz de geranio
y después de dos puntos:
Regresa a la ciudad,
regresa a casa,
a los sauces rotos,
Regresa… como un viento domado
que a pie dobla la esquina del verso.
(Merma Mamani, Sandra)
I.E. Príncipe de Asturias